El Pot Limit Omaha es uno de los juegos más divertidos y emocionantes de cartas, pero que también conlleva riesgos y trampas que los jugadores inexpertos y primerizos no advierten a tiempo y por lo general caen en razón cuando ya es demasiado tarde y han perdido, sino todo, buena parte de su dinero.

Por eso es importante tratar de prestar atención muy bien a las reglas y nunca dárselas de sabios cuando recién se está empezando en este juego. Dicho esto, se debe saber también que el Pot Limit Omaha es un juego repartido, y dicho en buen castellano significa que en cada juego pueden haber dos manos ganadoras: la alta y la baja.

Siempre va haber una mano alta, tal como puede suceder en el Póker Hold ‘em, pero lo distinto es que no siempre habrá una mano baja. ¿Qué es la mano baja? Pues son cinco cartas menores a 9 y todas distintas. Basta con decir que mientras menores sean las manos bajas mayor valor tendrán. Es decir: una mano de 76542 vence a una mano de 87643.

En este juego se reparten a los jugadores cuatro cartas y al final de la mano en la mesa se hallarán cinco cartas comunes para conformar las jugadas. Los jugadores están obligados a utilizar siempre dos cartas de la mano para conformar la jugada.

Lo interesante surge porque los participantes pueden usar dos cartas para la jugada alta y otras dos distintas para conformar la jugada baja. Al final vence quien tenga las mejores jugadas altas y bajas.